HADITAS DE ENSUEÑO.
Hoy voy a contarles un cuento, de un sueño que viví
Espero les guste, tanto como a mí y algún día puedan ir a ese
lugar…maravilloso y mágico.
El cuento Comienza así :
Bellas Haditas del bosque han venido hasta aquí.
Si...Haditas de ensueño que engalanan mi jardín.
Tímidas y con cautela se acercan a mí y yo extasiada, aún
asombrada, les pido que confíen en mí.
Me cuentan al oído,
mágicas historias, que estoy segura, ni en sueños atinaríamos a imaginar.
Sus ropajes tan grandiosos, preciosos y bellos, brillan con
miles de chispas multicolores.
"Mezcla de polen y polvo de estrellas", me dicen
ellas.
Que me fascinan, que me hipnotizan, ante tal belleza y
majestuosidad.
Como sus rostros tan dulces y bellos y sus primorosos peinados,
todos ellos cuajados de perlas, lapislázuli, ónix y madreperla.
Bellas, dulces y amistosas me cuentan de su pequeño pero
grandioso mundo.
Tiernas y amorosas se posan con garbo en una hoja, en un pistilo, en un pétalo, invitándome a visitarlo…
Y yo, más allá del encanto, acepto llena de curiosidad.
“Cierra los ojos” me piden y “piensa que estás ahí”
“En nuestro mágico mundo, al que no cualquiera puede ir.”
“Abre los ojos” me dice una voz muy dulce,…ya
estás aquí.
Y yo perpleja, me quedo asombrada ante este mundo totalmente
increíble para mí.
Cuantas maravillas mis ojos logran percibir...indudablemente este
es un mundo mágico.
Las flores cantan
canciones divinas y los ríos suenan como campanillas.
Y mis pequeñas amigas revolotean en derredor
Dejando una estela de brillos que ellas llaman polvo de
estrellas.
No pueden quedarse quietas, hay mucha alegría en ellas, que en un
momento se posan en mí.
O en los pétalos de las flores, en los lirios multicolores, zambulléndose
en el río o bañándose en él.
Haciendo mil piruetas, mientras traviesas salpican todo con sus
alitas mojadas.
Trayendo para mi infinidad
de regalos
Perlas enormes, polen que brilla tanto como el oro, miel
exquisita que es una delicia, flores de todos los colores, peinetas de concha
nácar.
Pulseras de nardos, collares de plata, que no atino a poder
sostener más en mis manos.
Los animales platican entre sí.
Todos presurosos a cumplir el trabajo del día.
Ellas amorosas me adornan el cabello con exóticas flores
preciosas.
Que chispean y cantan melodías alegres y lindas
Nadie aquí pelea, ni discute, ni grita
Todo aquí es paz y armonía
Tan lindas me invitan a un rico atracón, de
frutas silvestres de la estación.
Me siento tan extasiada, que pareciese que aquí el tiempo no
pasa.
Más inevitablemente debo volver.
A mi mundo, al cual pertenezco.
Ya es de noche y mis haditas se apresuran a prepararse a dormir, en sus bellas moradas que han decorado con esmero, en
los arboles más altos y más frondosos que cordiales y sabios les permiten
habitar en ellos.
Llego la hora de despedirnos.
Y mis haditas tristes me piden volver.
“Cierra los ojos” me dicen y “piensa que ya estás en
tu jardín.”
Y cuando los abro, en verdad estoy ahí, en mi increíble y
mágico jardín.
Y si de una cosa estoy segura, es que pronto volveré
Con mis haditas de ensueño, estoy segura que siempre regresare.
Rocío Aguilea Ortiz Pech
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